lunes, 13 de agosto de 2012

La muerte del ombligo

El ombligo es una cicatriz que pica al cuerpo por la mitad. Cuando uno está insoportable, alguien te pregunta: "¿Acaso te crees el ombligo del mundo?". El centro del universo.

El ombligo es una cicatriz espantosa, profunda, hueca y dolorosa si uno se mete el dedo hasta el fondo.

El ombligo es una cochinada. Pero es normal, porque está antes de uno mismo. Hasta los que no son gente tienen ombligo. Unos son feos -los que parecen unos botones incrustados- y otros no. Los modernos los adornan con piercings, o se tatúan un sol alrededor. Qué estupidez.

La Real Academia de la Lengua Española define cicatriz como la "señal que queda en los tejidos orgánicos después de curada una herida o llaga" y la "impresión que queda en el ánimo por algún sentimiento pasado". Una cicatriz es la marca que queda cuando algo se desprende de forma no natural.

La cicatriz es el recuerdo de algo; en este caso, de que vienes de alguien. El ombligo es la primera marca que deja la mamá.


El ombligo es la cicatriz que deja el cordón umbilical, la unión más física de un hijo con su madre. Cuando uno nace le cortan el cordón. No es que se cae porque se tiene que caer; te lo cortan porque te lo tienen que cortar. Ni modo, no se puede ir al colegio con un trozo que cuelga de la vagina de tu mamá y que se conecta a tu barriga.

Escucho muchas veces en programas de televisión que exponen problemas familiares la frase: "Es que él no suelta el cordón umbilical", cuando el hombre no quiere formar familia lejos de la mamá. Lejos no, no tan cerca. Lo comprendo, es muy cómodo vivir bajo el dictamen de quien más te ama.

Mi mamá más de una vez me dijo que cuando a uno se le muere la mamá, se le muere el ombligo. No tenía ombligo. Desde 1994 lo tenía muerto, pero en 2011 se lo quitaron por segunda vez y no regresó más. En la primera se lo reconstruyeron, pero no era el original. Lo extrañaba, pocas veces expresó que se sentía mal por no tenerlo. Era muy fuerte como para deprimirse por un simple ombligo.

"Cuando a uno se le muere la mamá, se le muere el ombligo". Tiene sentido. La muerte del ombligo es una imposición extremista de la figura freudiana de "matar al padre". En este caso, de matar a la madre. Freud utilizaba la metáfora para referirse al proceso de "independencia" de un hijo. Matar para ser. Matar para hacer. En algún momento hemos tenido el deseo de "matar a la mamá". En los adolescentes, ese deseo se traduce en el "déjame ser" que reta la sabiduría materna.

Mientras la operaban por última vez, recé. Nunca antes había condicionado mi petición. Siempre pedí que saliera todo bien. El médico dijo que había tenido que despegar los órganos con los dedos porque el tumor había comprimido todo. Estaba viva, pero el tumor tocó una pared del estómago. Una manera elegante de decir: esto pasará a ser cáncer de estómago. También dijo que había que hacer radioterapia. Los dos anteriores se trataron solamente con quimio.

Mi ombligo empezó a morir en ese panorama. El futuro pintaba sufrimiento. Recé y en mi rezo dije: "No la quiero sufriendo". Sinceramente, esperaba un milagro, una metida de pata en el diagnóstico, un "no es tan grave". Pero no se puede condicionar la voluntad de Dios.

Entré a terapia intensiva. Nos vimos. Cuando conoces tanto a alguien es natural escucharle la mirada. Miles de veces le leí un "Te amo" mientras nos abrazábamos en la cama en una tarde de ocio. Miles de veces mis ojos le respondieron "Yo también te amo". Entré, no podía hablar por el respirador que la conectaba a la máquina de oxígeno. No le hicieron falta palabras. Me miró y en sus ojos escuché "Te amo. No puedo más, me duele dejarte; pero necesito permiso". Y a la mamá, lo que pida. Ese ha sido el único acto realmente altruista de mi vida.

Que se te muera el ombligo es traumático y muy doloroso. Mi mamá no me dijo que la muerte del ombligo generaba una cicatriz mucho más profunda, tanto que ni se ve, solamente yo la siento. A veces se manifiesta en los ojos; otras, se queda atascada en la garganta.

Una amiga leyó un libro y me comentó una frase que la había marcado. Era algo como que los hombres se vuelven gente cuando se les muere la mamá. Mi mamá decía que las mujeres se vuelven gente cuando son madres, porque saben lo que duele un hijo y así no maltratan a los hijos de otras. No sé. Se han visto casos.

Leí un libro que decía que sólo de los grandes dolores salen cosas maravillosas. En mayo de 2011, justo un año antes de la muerte de mi ombligo, una voz reconfortante me dijo que la rabia en casos de enfermedad está prohibida. La voluntad de Dios no se condiciona y tampoco se odia. Me dijo que lo que se debe hacer es prepararse para transformarla en voluntad. Matar para ser. Matar para hacer. Transformar para ser. Transformar para hacer.

5 comentarios:

  1. ¡Me quito el sombrero ante este escrito lleno del màs puro y lindo sentimiento de lo que significa una madre!.

    Con este post eres capaz de arrebatarle al lector una sonrisa al principio y varias làgrimas al final (por lo menos en mi caso). Tu mami desde donde está debe sentirse muy orgullosa de ti, te hizo una persona fuerte, pisando firme. Te admiro por esa valentía, porque perder una madre no debe ser nada fàcil.

    Tú seguirás siendo el ombligo de tu mamá, desde el cielo te guía e ilumina tus pasos.

    ¡Grande, Mariu!

    Lenys Carolina

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  2. Amiga, por fin tengo oportunidad de leer esto. Como te lo comenté una vez, con las palabras más sencillas expresas sentimientos muy profundos. El amor que tenían la sra. Matilde y tú es algo que supera la pérdida. Te quedan los recuerdos maravillosos de todas las cosas que pasaron juntas, también te queda la cicatriz que mencionas, pero ten siempre presente que tu mamá no se fue por gusto, se fue porque Dios así lo quiso. No hay culpables, piensa que ella está mejor y que te dio las herramientas necesarias para construir tu historia de vida, así que empieza tu viaje.

    ¡Te quiero!

    Fabi.

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  3. Excelente estructura, lectura cómoda y un buen argumento para crear sensaciones varias en el lector...te felicito!

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  4. Pase por aquí, te leí, muy interesante, muy sensible, muy hermoso.

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